LA CAUSA POR LOS SECUESTROS Y DESAPARICIONES DE LOS TRABAJADORES DE MERCEDES BENZ
Hace dos años que la jueza debe resolver si acepta o no
un pedido de indagatoria a dos ex directivos de la empresa. Como no se
define, el expediente quedó paralizado, ya que ni siquiera se puede
apelar ante la Cámara.
Desde
diciembre de 2014, las querellas esperan una decisión del juzgado
federal de San Martín a cargo de Alicia Vence: que acepte o rechace el
pedido de indagatoria a dos directivos de Mercedes Benz Argentina, Rubén
Pablo Cuevas, ex Gerente de asuntos jurídicos y Juan Ronaldo
Tasselkraut, gerente de producción de la planta de González Catán. En
aquella ocasión, el Ministerio Público Fiscal entendió que ambos
“aportaron los datos y nombres de las personas” que los militares debían
secuestrar por ser molestos a las políticas de la empresa al participar
en las comisiones internas. Pidió la citación a indagatoria por
secuestros, tormentos y homicidio en un contexto en el que plantearon
que los integrantes de la automotriz “apoyaron, colaboraron y
facilitaron la cruenta represión”. Durante la última semana, ese viejo
pedido volvió a hacerse presente en la mesa de trabajo de lesa humanidad
convocada por la Procuración. Ahí quedó planteada la preocupación de
las querellas porque a un año de un segundo pedido y de la promesa del
juzgado de avanzar en medidas de prueba, la jueza aún no definió la
situación. La falta de respuesta ni siquiera permite apelar a las
Cámaras. “Para nosotros es muy importante que ellos vayan a juicio”,
explica Julio D’Alessandro, un ex trabajador de Mercedes Benz, que
reclama este debate. “Uno de nuestros compañeros viene declarando desde
el Juicio a las Juntas. El primer cliente de la Mercedes Benz era el
Ejército, y no sólo el Ejército Argentino sino las dictaduras
latinoamericanas”.
La causa Mercedes Benz había logrado avanzar medio casillero en 2014,
con el pedido de indagatorias a los dos ex directivos. La Procuración
pidió posponer la elevación a juicio oral de la causa con imputados
militares, al considerar que debían ser incluidos en el debate todos los
actores de aquel momento, es decir, los empresarios. El pedido fue
apoyado también por la querella del CELS. La jueza respondió con un
“téngase presente”. En abril del año pasado, la Procuración insistió con
el pedido. La jueza dijo lo mismo, pero agregó una lista concreta de
medidas de prueba sobre las que avanzar. A un año de aquel momento, en
el que hubo además un pronunciamiento de la Cámara de San Martín, las
cosas en la causa no cambiaron.Mercedes Benz tuvo 18 víctimas identificadas, 17 obreros y un supervisor. Después de años de debates jurídicos, en los tribunales de San Martín quedó radicada sólo una parte, con 7 hechos de víctimas que pasaron por Campo de Mayo. Entre ellos hubo tres sobrevivientes, como Héctor Aníbal Ratto fundamental en la reconstrucción judicial de los casos.
“Ratto dio testimonio desde el Juicio a las Juntas”, dice D’Alessandro. “Un día, a él lo llamó Tasselkraut al despacho y ahí escuchó al gerente dar una dirección por teléfono, que era la dirección de otro compañero, Diego Eustaquio Nuñez. Ratto lo conocía muy bien porque la casa quedaba a cincuenta metros de mi casa”. Ratto, que declaró el episodio durante el Juicio a las Juntas, explicó que Tasselkraut lo mandó llamar para decirle que se tenía que retirar, dado que una comisión militar iba a llevárselo. “Y finalmente no pudieron secuestrarlo –agrega ahora D’Alessandro– porque los compañeros lo impidieron. El Ejército tuvo que sacarlo adelante de 4000 trabajadores y por eso tuvieron que blanquearlo”.
Para 1976, el gerente de producción de la planta González Catán era un tipo rubio, robusto, muy alemán, dice D’Alessandro. Nació el 5 de abril de 1941 en Buenos Aires, y ahora tiene 71 años. Mercedes Benz le abrió un camino prometedor. En 1975, la empresa le asigna el cargo de gerente de Producción en la fábrica de González Catán”. Ella misma señala que los obreros lo describieron como muy autoritario y cercano al Ejército.
Tanto el CELS como la Procuración presentaron pedidos de indagatoria con un análisis detallado de pruebas acumuladas en 40 años. Y una descripción de la escalada de conflictividad entre empresa y trabajadores en 1975, que también enfrentó a los trabajadores con la burocracia sindical del Smata. Citaron una huelga de 1975 con 115 despidos, la lucha por las reincorporaciones, el boicot del Smata y el dato de que varios de los despedidos fueron secuestrados en 1976. Mercedes Benz –recordaron– era una de las 20 empresas con mayor facturación nacional, cuyo cliente principal era el Ejército, al que le vendían los Unimog.
“La comisión interna estaba enfrentada al Sindicato”, dice D’Alessandro. “Hubo elecciones en 1975 donde surgieron los delegados, pero el gremio no los reconoció. En octubre de ese año, con el aval de los trabajadores, se votó nuevos delegados de base por afuera de la estructura gremial: dos de ellos están entre los desaparecidos”. Dos años antes, D’Alessandro aún trabajaba para la empresa. El es uno de los que habla de los listados que se hacían con los nombres de los trabajadores. Uno de los cuales, de 1974, entregó al juzgado.
El año pasado, ante un pedido a la Cámara Federal de San Martín para que interceda en las indagatorias, el tribunal avaló la posición del juzgado al considerar que la evaluación de las razones son una atributo del juez, pero le pidió a la jueza que “extremara las medidas de prueba” y le dijo que habiendo una imputación directa del ministerio público fiscal, tenía dos posibilidades: “o avanzar en el sentido pedido por la acusación o desvincular definitivamente a Cuevas y Tasselkraut, siendo ésta, en caso de ocurrir, la decisión que el Ministerio Público podrá apelar”. Es el punto invocado en estos días: a un año de la decisión de la Cámara esperan que el juzgado se expida.